Un callejón es un paso estrecho y largo entre paredes, casas o elevaciones del terreno, son de difícil acceso a veces, pues algunas casas están bien cerca, para conservar el espacio a la ciudad, y dificultan su acceso. Otros son bien amplios casi como patios.
El centro de la ciudad de Santiago hoy en día conserva un ambiente casi nunca observado por los seres que en el rondan. Una mística surrealista y tranquilidad circunstancial.
Hoy en día queda una combinación de factores entre el olvido y el pasado, energías escondidas listas para ser percibidas por nuestros sentidos.
El brillo del sol es diferente en los callejones atrapados, pues el sol tiene dificultad al entrar y los pocos rayos que entran, brillan en las pequeñas hojas de las pequeñas plantas de amapolas o helechos dándole una sutil sensación de realidad extraña a nuestra visión.
Hay un olor único a antiguo, hay algunos callejones que son bien estrechos, y los laterales de las casas son de un zinc plano. La humedad y el fresco es común en estos rincones poco visitado por nosotros. Siempre en los callejones atrapados tienen algún resto de la construcción de la casa, en mi caso en la casa donde me crié habían restos de la galería.
En mi casa de niñez habían dos callejones, uno que se conectaba al patio y otro secreto que lo descubrí tiempo después. Cuando descubrí este ultimo quedé fascinado, pues era un jardín antiguo y bien amplio, realmente para entrar a el había un pasadizo de madera entre la casa y ese callejón, fue el nacimiento del surrealismo para mí, sin darme cuenta.
Aquí hice este trabajo fotográfico y poético en donde muestro parte de lo que los callejones antiguos de la ciudad de Santiago de los Caballeros tienen entre si historias en el aire, en los fotones, una magia conservada, aunque anciana ya, posee la misma chispa de tiempos que nunca vivimos y aun vivimos.
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